Tras partir de Aflitain, en Shazaar y reunirse los dos Drakkars en alta mar con el "Sabiduría Errante", el barco tarkeshita en el que viajan los P.js pone rumbo a la costa Suroeste de "Las Tierras del Silencio"
La nave está tripulada por expertos marineros de Tarkesh, al mando de Válish "Condesa" Niord una temperamental mujer, Condesa de Nio y propietaria de los dos Drakkars; su prima, Laiilud "Prima" Niord es la timonel; Yodús "Capitán" Huloff capitanea la nave. La persona más respetada es Grígnig Kálafat, una Shaman de Tarkesh cuya extraña mirada y peculiar habla de la que a veces salen algunos graznidos, delata que tiene también sangre Myrrhyn, un país cercano habitado por personas aladas. El resto de la tripulación está formada por un total de 12 grumetes y 9 peculiares soldados-marineros.
El día 25 de Sathran, cuando llegan a la costa, los P.js reciben las últimas instrucciones: mientras Dorixil, el escriba, esté cartografiando la costa deben protegerle. Cuando el sol se esté poniendo deberán lanzar una flecha incendiaria al aire en dirección al mar, para que puedan verla desde el barco y localizar su posición; en caso de no lanzar ninguna, los tarkeshitas entenderán que los aventureros están en problemas, de ser así desembarcarán en el sitio más próximo para ayudarles.
La costa es muy peligrosa, y hay, como irán comprobando más adelante, muy pocos lugares para poder acercarse a ella. Los acantilados suelen ser bastante altos, y descender o trepar por ellos es casi un suicidio. Cada vez que el Drakkar encuentre un sitio para desembarcar lo hará y esperará al grupo. Los P.js disponen de 6 caballos, según el reglamento podrían desplazarse unos 56 Km por día, pero como tienen que cartografiar, la velocidad se reduce a 41,6 Km, pudiendo completar 125 Km cada 3 días (equivalente a 2 hexágonos en el mapa de más abajo)
La vegetación en esta zona es similar a la de una sabana; escasos árboles aquí y allí, maleza que en ocasiones llega a la altura de las rodillas de un hombre, pequeños arroyos... En cuanto a fauna se puede observar algún águila, pequeños roedores, manadas de caballos salvajes, javalíes... La temperatura es agradable en esta época del año.
Los primeros días trascurren sin problemas, el escriba realiza su trabajo, al atardecer entran en contacto visual con el drakkar y por las noches acampan, turnándose para hacer guardias de dos en dos.
Al cuarto día (29 de Sathran) avistan jzelbas tierra adentro, una especie de bisontes con la piel a rayas como las de las cebras. Las jzelbas se describen en el suplemento "El Octógono del Caos" publicado por Joc Internacional para Stormbringer.
El séptimo día (32 de Sathran) ven que un poco más al Oeste hay una playa, y cerca de esta una pequeña y primitiva aldea rodeada por una empalizada de madera. El drakkar permanece lejos, fuera de la vista, como esperando que sean los aventureros que van por tierra lo hagan antes. Parece que en los alrededores hay movimiento y los aventureros se acercan cautelosamente a echar un vistazo. Está habitada por humanos primitivos, vestidos con poca ropa y armados con rudimentarias armas fabricadas con madera y piedra. Algunos de los aventureros son vistos y saludados con las manos a lo lejos por algunos de los que están fuera, recolectado raizes y hierbas. Salen a su encuentro y les conducen hasta la aldea. Unos niños se acercan corriendo a los extranjeros, pero al ver a Avartal de Lormyr se asustan un poco (pifió en una tirada de CARisma x5). De entre los aventureros parece que observan mucho al sacerdote Aesaez Moorva, ya que coincide la runa del dios Straasha que lleva grabada en su armadura con el totem al que se adora en esta tribu; El sacerdote les bendice en nombre del dios de las Aguas.
Son invitados a comer, la aldea dispone de pescado, raices y fruta; hablan un idioma similar al de los aventureros y gracias a exitosas tiradas de 1/2 Hablar Comun % consiguen comunicarse con ellos. El jefe/shaman de la tribu escucha con atención los motivos de su viaje hasta aquí, y les enseña una piel en la que tanto ellos como otra tribu aliada situada muchos kilómetros al Oeste han estado trabajando para dibujar un rudimentario mapa de la zona.
Se la ofrece a cambio de ayuda; al parecer su gente lleva mucho tiempo en guerra con una tribu vecina, a unos pocos kilómetros al Suroeste; les acusan de canibalismo, secuestran a sus mujeres e hijos para comérselos, como si con los peces o las frutas no tuvieran suficiente. Los aventureros están conformes en ayudarles, siempre que les acompañen algunos de los guerreros de la tribu. Al anochecer no disparan ninguna flecha, así que al poco algunos tarkeshitas desembarcan y, una vez informados de lo que sucede, trazan un plan para asaltar la aldea de los caníbales; su aldea está a un día de camino, así que se pondrán en marcha al amanecer y atacarán al segundo día.
El barco zarpa rumbo Oeste y los aventureros se ponen en marcha, acompañados por 5 guerreros que el jefe a designado para guiar y ayudarles.
A medio día (33 de Sathran) Bermillion, que iba adelantado, ve algunos miembros de la tribu canibal; regresa para informar a sus compañeros, y entre todos los que van a caballo les dan alcance, matan a dos y capturan a uno de ellos, al que Kiliqui interroga para sacarle información de su aldea (nada que no supieran ya).
Al atardecer los aventureros están cerca de la aldea caníbal; existe una zona elevada desde la que poder observar los movimientos de dicha aldea, además, también está lindando con una playa, por lo que han quedado en que al amanecer del segundo día los tarkeshitas se acercarán en barco hasta la costa y atacarán al poblado, mientras que Bermillion incendiará utilizando magia una de las chozas; el resto de aventureros entrarán por la fuerza a caballo derribando la puerta Este de la empalizada.
por la mañana atacarán.
Al amanecer del día 34 de Sathran se escucha alboroto en la aldea; los vigilantes han visto al barco acercarse a sus costas, y muchas personas se reúnen en la puerta Sur que da a la playa para defenderla.
Bermillion, el comerciante/hechicero lanza "Llamas de Kakatal" en el tejado de la choza principal, que, al comenzar a arder, desorienta aun más a los caníbales.
Aesaez, el sacerdote, ha encontrado una buena posición desde la que puede disparar flechas, se queda ahí escondido y llama a Lágrima, su Ondina (un espíritu del agua) para que entre en el campamento y ayude en la lucha.
Los aventureros que van a caballo y los cinco guerreros de la tribu a la que están ayudando irrumpen tirando abajo la puerta Este.
Tras unas cuantas cargas a caballo y algunos caníbales muertos, los tarkeshitas llegan a la costa, desembarcan y se acercan a la puerta Sur, destrozándola con sus hachas de los mares e irrumpiendo en el combate: "Rubio", "Gigante" y "Mascu" son los primeros en luchar. Bermillion entra por la puerta Este a caballo, y "Lágrima" hace lo propio, penetrando entre los troncos de la empalizada; mientras, Aesaez desperdicia no pocas flechas desde su privilegiada posición.
Trascurridos unos cuantos asaltos de combate se nota un ligero temblor de tierra; "Lágrima" deja de luchar y se queda expectante... Un espíritu de la tierra (Gnomo) se manifiesta en mitad del poblado (invocado por el jefe de la tribu, al que todavía no han visto).
Bermillion carga contra el Gnomo y le golpea con su martillo de guerra, pero la pesada criatura, hecha de piedra, es inmune a los ataques no mágicos, y, de hecho, el martillo ha estado a punto de romperse.
Sólo "Lágrima" puede hacer algo contra el Gnomo, además, los dioses del agua y de la tierra son enemigos declarados. La Ondina ataca con su lanza de hielo, mientras que el torpe Gnomo falla la totalidad de sus golpes y termina destrozado en un montón de piedras y barro.
Mientras Aesaez permanece fuera disparando flechas (alguna acierta), una pequeña partida de caza viene por el Norte; por suerte alcanza a verlos antes de que se le echen encima y tiene tiempo de ser socorrido por algunos compañeros (Kiliqui y Bermillion), que llegan montados a caballo para terminar con sus vidas.
Las mujeres, ancianos y niños huyen de la aldea aterrados, pero no son perseguidos; de todos modos los aventureros acaban con todos los guerreros y con su jefe Shamán, escondido en una de las chozas.
Registran la aldea, pero no hay nada de interés, salvo la armadura de pieles que vestía el jefe; les llama la atención porque es de un color oscuro con reflejos azulados y coronada por la cabeza de un jabalí más grande de lo normal.
Tras curar pequeñas heridas recibidas en el combate regresan a la aldea aliada, donde les espera una frugal cena, y el cariño y respeto de todos sus habitantes, que, a partir de ahora, podrán vivir mucho mejor.
Kiliqui y Avartal entretienen a los presentes haciendo malabares con dagas, además, Avartal compone una canción sobre la gesta (Cantar % crítico), que es aplaudida por todos. Pese a que los tarkeshitas desembarcan cerveza e hidromiel, pocos de los aldeanos la prueban.
A la mañana siguiente los aventureros se despiden y se ponen en marcha, rumbo Oeste.
Acechando a la tribu hostil
Al amanecer del día 34 de Sathran se escucha alboroto en la aldea; los vigilantes han visto al barco acercarse a sus costas, y muchas personas se reúnen en la puerta Sur que da a la playa para defenderla.
Bermillion, el comerciante/hechicero lanza "Llamas de Kakatal" en el tejado de la choza principal, que, al comenzar a arder, desorienta aun más a los caníbales.
Aesaez, el sacerdote, ha encontrado una buena posición desde la que puede disparar flechas, se queda ahí escondido y llama a Lágrima, su Ondina (un espíritu del agua) para que entre en el campamento y ayude en la lucha.
Los aventureros que van a caballo y los cinco guerreros de la tribu a la que están ayudando irrumpen tirando abajo la puerta Este.
Atacando la aldea de los caníbales
Tras unas cuantas cargas a caballo y algunos caníbales muertos, los tarkeshitas llegan a la costa, desembarcan y se acercan a la puerta Sur, destrozándola con sus hachas de los mares e irrumpiendo en el combate: "Rubio", "Gigante" y "Mascu" son los primeros en luchar. Bermillion entra por la puerta Este a caballo, y "Lágrima" hace lo propio, penetrando entre los troncos de la empalizada; mientras, Aesaez desperdicia no pocas flechas desde su privilegiada posición.
Trascurridos unos cuantos asaltos de combate se nota un ligero temblor de tierra; "Lágrima" deja de luchar y se queda expectante... Un espíritu de la tierra (Gnomo) se manifiesta en mitad del poblado (invocado por el jefe de la tribu, al que todavía no han visto).
Bermillion carga contra el Gnomo y le golpea con su martillo de guerra, pero la pesada criatura, hecha de piedra, es inmune a los ataques no mágicos, y, de hecho, el martillo ha estado a punto de romperse.
Sólo "Lágrima" puede hacer algo contra el Gnomo, además, los dioses del agua y de la tierra son enemigos declarados. La Ondina ataca con su lanza de hielo, mientras que el torpe Gnomo falla la totalidad de sus golpes y termina destrozado en un montón de piedras y barro.
Mientras Aesaez permanece fuera disparando flechas (alguna acierta), una pequeña partida de caza viene por el Norte; por suerte alcanza a verlos antes de que se le echen encima y tiene tiempo de ser socorrido por algunos compañeros (Kiliqui y Bermillion), que llegan montados a caballo para terminar con sus vidas.
Las mujeres, ancianos y niños huyen de la aldea aterrados, pero no son perseguidos; de todos modos los aventureros acaban con todos los guerreros y con su jefe Shamán, escondido en una de las chozas.
Registran la aldea, pero no hay nada de interés, salvo la armadura de pieles que vestía el jefe; les llama la atención porque es de un color oscuro con reflejos azulados y coronada por la cabeza de un jabalí más grande de lo normal.
Tras curar pequeñas heridas recibidas en el combate regresan a la aldea aliada, donde les espera una frugal cena, y el cariño y respeto de todos sus habitantes, que, a partir de ahora, podrán vivir mucho mejor.
Kiliqui y Avartal entretienen a los presentes haciendo malabares con dagas, además, Avartal compone una canción sobre la gesta (Cantar % crítico), que es aplaudida por todos. Pese a que los tarkeshitas desembarcan cerveza e hidromiel, pocos de los aldeanos la prueban.
A la mañana siguiente los aventureros se despiden y se ponen en marcha, rumbo Oeste.







